JANO
J
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ano (en latín Janus)
es, en la mitología
romana,
un dios que tenía
dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil, padre de Fontus. Jano era el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes
del año (que en español pasó del
latín Ianuarius a Janeiro
y Janero y de ahí derivó a Enero). Como dios
de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de enero
(Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Se lo
invocaba también al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían
siempre abiertas; cuando Roma estaba en
paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología
griega.
Al igual que Prometeo, Jano es una
suerte de héroe cultural, ya que se
le atribuye entre otras cosas la invención del dinero, las leyes y la
agricultura. Según los romanos, este dios aseguraba buenos finales.
Dentro de los muchos apelativos que recibe el dios, vale la pena
destacar dos: Jano Patulsio (patulsius),
que era usado para invocar la cara del dios que se ubicaba delante de la puerta por quien deseaba atravesarla (para entrar o
salir). Como complemento, la cara que se le opone a ésta del otro lado de la
puerta, es invocada como Jano Clusivio
(clusivius). Ambos nombres declaran la doble funcionalidad del dios
GRAZIE MILLE, BEATRICE!!!!!!*
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